Matanza de unos sacerdotes tras partido de beisbol conmociona a México
México se encuentra conmocionado por el asesinato de 2 sacerdotes jesuitas en el estado de Chihuahua. Este, sucedió después de un pleito tras la derrota del equipo de beisbol patrocinado por un narcotraficante. Se produjo una ola de violencia que llevó al secuestro de dos jugadores y la posterior matanza de los religiosos, explicaron las autoridades. El sacerdote jesuita Javier Campos y su compañero, el religioso Joaquín Mora, de 79 y 80 años respectivamente fueron asesinados junto a un laico en una iglesia de la comunidad de Cerocahui, en Urique, en el noroeste de México.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador declaró que el presunto asesino ya estaba identificado. Este, enfrentaba una orden de captura desde 2018 —nunca ejecutada— por el homicidio de un turista estadounidense en esas mismas montañas del estado de Chihuahua, las cuales limitan con los estados de Sinaloa y Sonora. Se trata de José Noriel Portillo, alias “El Chueco”. La Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana difundió una “cédula de búsqueda” con fotografía del sospechoso.
El fiscal del estado, Roberto Javier Fierro, aclaró en conferencia de prensa que el presunto asesino de los jesuitas discutió con dos hermanos por un partido de beisbol. La trifulca acabó con disparos, una vivienda incendiada y los hermanos raptados. Las autoridades siguen buscándolos. Una mujer y una niña que en un primer momento se daban por desaparecidas sólo huyeron y ya han sido localizadas ilesas, agregó Fierro. El Papa Francisco, lamentó la matanza y expresó su dolor.
La violencia en la sierra no es nueva. Sin embargo, la situación ha empeorado alarmantemente, explicó a The Associated Press el padre Pedro Humberto Arriaga, superior de los jesuitas asesinados y amigo de Campos desde que eran estudiantes. En mayo, la última vez que se juntaron, Campos le transmitió “la gravedad de la situación, de cómo las bandas de narcos habían avanzado en la región, cómo se estaban apoderando ahí de las comunidades”. El sacerdote asesinado había agregado que “se estaba descontrolando” todo, cada vez con más hombres armados por todas partes.
El asesinato
Los sacerdotes conocían a su asesino porque era un líder criminal local, explicó otro jesuita veterano de la sierra, Javier Ávila. En una entrevista a una radio local que él ayudó a fundar, comentó que el agresor estaba “fuera de sí, alcoholizado” . Además, comentó que aunque después de los primeros disparos uno de los religiosos intentó calmarlo, no lo logró.
Según el pastor, primero mató al laico, del que las autoridades dijeron era un guía turístico local llamado Pedro Palma. Luego ultimó a uno de los sacerdotes que acudió en su ayuda y después al otro. Lanzó los cuerpos a una camioneta y se los llevó pese a las súplicas de un tercer cura que sobrevivió y contó lo sucedido.